ORIGENES DE LA BANCA EN COLOMBIA
Con el fin de analizar el origen de la
banca libre en Colombia y el negocio de la emisión monetaria, se
recomienda el estudio del trabajo “Moneda
y Banca en Colombia: Análisis
Historiográfico 1863-1923”, documento que
plantea una síntesis de la experiencia de la banca libre y el monopolio de
emisión de billetes en Colombia.
Peña y Ochoa (2002), a partir del análisis de diversos autores, en la presentación de los antecedentes
históricos, señalan que “la
estructura vigente a principios del siglo XIX en la economía Colombiana mantuvo
los rezagos de lo que se ha denominado “economía colonial”. Mientras Colombia
se encontró bajo el yugo de la corona española la circulación de moneda fue
dominada por las denominaciones hispánicas de oro y plata. Entre las de oro, se
destacan la onza, la media onza, el doblón (un cuarto de onza), y el escudo
(medio doblón). Entre las de plata, la de mayor circulación fue la macuquina.
Todas ellas tenían una ley específica*, dando lugar a la confusión permanente
del verdadero valor que cada una poseía. La importancia de la moneda como
fuente de intercambio no podría ser lo suficientemente significativa debido al
subdesarrollo del mercado interno. Dificultades geográficas afectaban la extensión
del mercado, las redes mercantiles eran, por supuesto, limitadas. La forma de
producción que regía la economía colombiana, se extienda en el ambiente a lo
que se ha denominado economías precapitalistas, donde la racionalidad no es la
productividad, sino la minimización de los costos monetarios. Bajo estos
términos se podía dilucidar la importancia para los inversionistas de mantener
una cantidad de riqueza monetaria”.
“En el período subsiguiente a la
independencia (1821-1845), el establecimiento de un sistema monetario parte de
la ley expedida el 29 de septiembre de 1821 en el Congreso de Cúcuta, que “...
vino a confirmar los decretos y las ordenanzas españoles relativos a la
acuñación de oro y plata expedidos bajo el régimen bimetalista”. Esta nueva disposición,
cuyo propósito fue el de la unificación monetaria del país a través del peso
plata (patrón monetario idéntico al español), chocó con algunas dificultades
evidenciadas en la constante escasez de materiales de acuñación, lo cual generó
emisiones con monedas usualmente de menor ley y peso a las estipuladas
legalmente”.
“Otra de las características de la
economía colombiana fue su débil articulación al mercado mundial. Sumado a lo
anterior, el desarrollo mercantil no dejaba de ser meramente local. La
estreches de las relaciones entre diferentes regiones, y la capacidad local de
mantener su propia reproducción económica impedía que el Estado central
adquiriera un papel fundamental en la economía nacional, además de no poder
hacer usufructo del intercambio. Adherido a otros problemas del sistema, como
lo fue las dificultades en el control, el Estado se encontraba fiscalmente
débil…”
“Las casas comerciales y bancarias
fueron el resultado de la expansión del comercio agrícola en la década del 50,
“especialmente cuando los comerciantes dedicados a las actividades de
importación y exportación se dieron cuenta de la falta de fondos prestables y
comenzaron a expandir sus actividades hacia algunas operaciones bancarias”. A
medida que las transacciones y el comercio aumentaron, estos banqueros
incipientes expandieron sus actividades financieras y comenzaron a expedir
cartas de crédito y a aceptar y cubrir letras sobre Europa y Estados Unidos
como mecanismos para financiar las exportaciones”.
“Al mismo tiempo ampliaron sus líneas
de crédito y comenzaron a hacer préstamos a los agricultores, a los pequeños
comerciantes y a los artesanos. Algunas de estas casas comerciales se
especializaron tanto en el negocio bancario, que se volvieron verdaderas
expertas en el manejo de tasas de cambio y en transacciones internacionales.
Durante la existencia de la banca libre también emitieron sus propios billetes,
los cuales tuvieron una amplia circulación en las regiones donde tenían sus
redes comerciales…”
“En la década del sesenta, gracias a la
expansión del comercio exterior, Colombia alcanzó un mayor grado de desarrollo
económico y hubo un mayor volumen de operaciones comerciales; sin embargo,
persistían algunos problemas como el aislamiento geográfico entre regiones, la
falta de sistemas de comunicación y de transporte, y los continuos disturbios
políticos y guerras civiles. Los bancos estaban regidos por los códigos de
Comercio de cada Estado y estaban sujetos a las mismas condiciones de cualquier
actividad mercantil: la competencia libre y abierta y muy poca, o ninguna,
regulación gubernamental. Estos bancos ayudaron, entre otras cosas, a crear un
sistema de crédito organizado, aumentaron la oferta de fondos prestables, lo
cual contribuyó a reducir las tasas de interés en su radio de acción, ayudaron
con sus billetes y cheque a aliviar un poco la escasez de la moneda que
persistió durante todo el siglo XIX…”
Peña y Ochoa (2002), en el estudio
continúan mostrando, a partir de los
trabajos de Lina María Echeverri [1] que: “la
banca libre es el modelo que se desarrolla espontáneamente como respuesta a las
necesidades del mercado”, que “la experiencia colombiana con la banca libre se
constituye en una prueba adicional de que los sistemas monetarios sin regular
funcionan con eficiencia”, que “permitieron
crear un sistema de crédito organizado, aumentaron la oferta de fondos
prestables, lo cual contribuyó a reducir las tasa de interés en su radio de
acción, ayudaron con sus billetes y cheques a aliviar un poco la escasez de la
moneda que persistió durante todo el siglo”.
“En la historia no hay evidencia de que la tendencia en materia
monetaria fuera hacia un monopolio natural de la moneda. Por el contrario,
aparentemente se mantuvo y se fortaleció la competencia privada, la cual obligó,
entre otras cosas, al desarrollo de nuevos productos, de mejores sistemas de
información y, en general, de un mejor servicio para garantizar la seguridad y
la confianza de los clientes. Considera al sistema de banca libre como un
sistema en el que se presentan muy pocas crisis bancarias y de gran estabilidad
macroeconómica”
“Echeverri menciona que en los primeros
setenta años del siglo XIX se establecieron algunas instituciones bancarias en
Colombia, pero la mayoría desaparecieron al poco tiempo de fundadas
principalmente por el bajo nivel de transacciones y flujos comerciales dentro
del país y en otros casos por la falta de prudencia de los directores para
calificar el riesgo. Además de los bancos, se crearon también algunas cajas de
ahorro, y surgieron las casas comerciales con funciones bancarias y en lo que
respecta a las primeras, estas aparecieron alrededor de 1840 en unas pocas
provincias y rápidamente se difundieron por el país”.
Al citar los estudios de Rodríguez y Arévalo[2] encuentran en Meisel-Posada[3], que
contrario al caso antioqueño en el que el auge de la banca antioqueña está
asociado al crecimiento de la economía regional, “la fragilidad de la banca
barranquillera se fundamenta en que la actividad económica en esta ciudad se
encontraba en los negocios de importación y exportación, pero no en la
actividad productiva, lo cual probablemente moldeó una mentalidad más
especulativa”.
Las publicaciones de Botero[4], sobre un
análisis del Banco de Antioquia, les indican que: “existía espacio para que la
competencia se desarrollara y los billetes de los diversos bancos circularan
simultáneamente; este ambiente perduró hasta cuando el presidente Núñez decidió
fundar el Banco Nacional y lo dotó de herramientas legales que le daban poderes
extraordinarios por encima de los otros bancos. Lo que verdaderamente hizo fue
dar los primeros pasos para instaurar el monopolio por parte del Estado.”
“Con la ley 60 de 1922, se procedió a
contratar los servicios de una misión extranjera, la cual, bajo la dirección
del profesor Kemmerer, se fundamenta la estructura institucional del Banco de la República. Con
la fundación del Banco Central en
Colombia, se realizó la transformación revolucionaria institucional hacia el
sistema financiero, teniendo muy en cuenta todos y cada uno de los pasos que
desde 1880 se habían realizado en busca de una organización monetaria y
financiera de control estatal, que fuera legítima ante los ojos de todos los
individuos”.
“Dentro
de las conclusiones, se hace referencia al trabajo de Echeverri, en
relación al análisis de la banca privada en Colombia como novedoso, puesto que
se propone como un sistema de banca libre como el engranaje institucional que
sustente las relaciones financieras y monetarias en Colombia. Lastimosamente,
el proceso de consolidación de la banca libre en Colombia, se vio truncada por
el movimiento regenerador que siempre proclamó al Estado como el único que
podía mejorar el sistema en la época. Uno de los aspectos en los que se plasma
la política monetaria, es que el Estado reivindica la soberanía del manejo de
la banca monetaria, es decir, se acaba con la banca libre. Se suprime la banca
libre y se crea como parte de la reforma constitucional que el estado debe de
tener el monopolio de la emisión. La banca privada va a oponerse a la
centralización del circulante y entra en un proceso de fusiones de bancos.
REALIDAD Y
MITO: PEPE SIERRA, una leyenda
A partir del trabajo de
investigación de Molina,
se puede conocer la historia del legendario empresario y cómo consolidó una de las fortunas más grandes del
país; este empresario antioqueño nacido en Girardota, (1847-1921), bautizado
con el nombre de José María Sierra Sierra, más conocido como don Pepe Sierra,
el arriero más rico del país, constituye uno de los genios de las finanzas
públicas y privadas en Colombia, notable por su enorme y pragmático ingenio
para hacer y manejar grandes capitales. Don Pepe Sierra perteneció a una
sencilla familia de campesinos. Su educación no sobrepasó las primeras letras.
Según su nieto y biógrafo Bernardo Jaramillo Sierra, don Pepe empezó su fortuna
en la juventud, trabajando duro en la cría de ganado, sembrando caña y fabricando
panela; la consolidó en la madurez, con el remate de las rentas, y finalmente
la invirtió en bienes raíces. Adquirió grandes extensiones de tierra suburbana
en el Valle de Aburrá, en la
Sabana de Bogotá y en el Valle del Cauca, pues siempre tuvo claro
que con una economía inflacionaria como la colombiana, sólo la tierra y el
ganado eran inversiones seguras. Residió en Bogotá a partir de 1888. Desde
entonces controló el remate de las rentas más importantes del país. Don Pepe
aprovechó la coyuntura económica de su época, caracterizada por la permanente
crisis que producían al fisco nacional las guerras civiles y el escaso comercio
de exportación, que no permitía ingresos por cobros de aranceles. En 1885 la
crisis fiscal se agudizó, y el presidente Rafael Núñez intentó solventar las
finanzas públicas a través del remate de las rentas y los monopolios del
Estado. Los remates de las rentas de aguardiente, papel sellado, degüello de
ganado; sal, hielo, etc., eran el medio con el cual el gobierno se procuraba
anticipos en efectivo. El valor de esas rentas era muy cuantioso, de ahí que
pocos individuos pudieran entrar a rematar. Vertiginosamente, don Pepe Sierra
se convirtió en el más fuerte rematador del país y en el prestamista y
financiador por excelencia del gobierno nacional. Este estuvo en sus manos
durante las presidencias de Rafael Núñez, Miguel Antonio Caro, Carlos y Jorge
Holguín, José Manuel Marroquín, Rafael Reyes, Ramón González Valencia y Carlos
E. Restrepo. No necesitó constituir bancos para el manejo de sus capitales. Con
base en un simple sistema administrativo de negocios, pero con una compleja red
de agentes en todo el país, encargados de negociar la adjudicación de las
apetecidas rentas, montó todo un imperio financiero. En algunas ocasiones,
Sierra producía directamente el aguardiente que generaba la renta. Por ello
extendió el negocio de destilación al Valle del Cauca; en Palmira, Cali y Yumbo
montó una agroindustria caña melera bien tecnificada, que produjo por muchos
años el mejor licor del país. Don Pepe vivía de manera franciscana en Bogotá y
Medellín. Consideraba el ahorro como el valor fundamental. Tratando negocios
era implacable, los clientes tenían para él carácter de enemigos. Fue
financista de la última etapa de construcción de los ferrocarriles de Amagá y
del Pacífico. Fundó algunas empresas, como la Compañía del Hielo de
Panamá. Allí fracasó, comprobando su principio de que sólo la propiedad raíz
era la única y verdadera generadora de riqueza segura. Don Pepe previó el
crecimiento urbano de Bogotá hacia el norte. Sus haciendas en esta zona, como
la del Chicó, son hoy la más próspera realidad urbanística de la capital. Pepe
Sierra murió en Medellín en 1921. Su vida y actuaciones siguen siendo
fundamentales para conocer la historia fiscal, social y empresarial del país
durante el período de hegemonía conservadora.
a.
Investigue
y explique ¿en qué radicaba la importancia de la empresa minera El Zancudo en la Historia Empresarial
Colombiana?
b. ¿Qué papel jugaba la familia y cuál era el
estilo de vida de los hombres de negocios del Siglo XIX?
Para lograr comprender los
procesos de la construcción empresarial nacional, se sugiere
resolver los siguientes interrogantes:
- ¿Quiénes fueron los empresarios
colombianos, que forjaron en el siglo XIX la vida económica del país?
- ¿Qué oportunidades aprovecharon los
pioneros empresariales y qué retos tuvieron que enfrentar?
- ¿Cuál era
la empresa más representativa
del siglo XIX?
- ¿Cuáles factores fueron determinantes en el éxito
empresarial del siglo XIX?
- ¿Cuál era la realidad socioeconómica,
política y cultural del país en el siglo XIX?
- ¿Que importancia tiene la historia
empresarial colombiana en el contexto latinoamericano?
Un estudio inicial del aporte de
los extranjeros a la historia empresarial colombiana, se puede resumir en las
vidas de:
·
El italiano Juan Bautista Mainero conocido como "El viejo
Mainero", un importante empresario
en la historia regional de la costa Caribe colombiana, Antioquia y
Chocó, personaje con una gran mentalidad empresarial; el segundo
accionista en importancia de El Zancudo, la empresa más grande del país en el
siglo XIX.
·
Don
Leocadio María Arango, nació en
Medellín, (1831-1918), acaudalado empresario antioqueño, socio de las minas de
El Zancudo, y primer cliente de las cerámicas Álzate, interesado en las piezas
precolombinas de cerámica y oro, de estampillas, monedas, minerales y toda
clase de animales disecados, Su afición, lo convirtió en pionero de la
conservación y valoración cultural, metálica, de la orfebrería y de la cerámica
indígena en el país. Con el correr de los años, sus colecciones tomaron grandes
proporciones, hasta el punto de formar un rico museo.
·
Entre los
hombres campesinos de origen humilde que llegaron a administrar las mayores
fortunas del siglo XIX y principios del XX y se convirtieron en leyenda están :
José María Sierra Sierra, más conocido como don Pepe Sierra, "El Becerro
de Oro" o "El Campesino Millonario" es junto con Marco A.
Restrepo "El Rey de la Leña",
Carlos Coriolano Amador "El Burro de Oro", y Gonzalo Mejía "El
Fabricante de Sueños'
ACTIVIDAD•
a.
Analizar el papel del Estado y de las
instituciones políticas en el desarrollo empresarial colombiano• Estudiar la
historia de vida de empresarios colombianos contemporáneos• Figuras que dejaron
huella.• Luís Carlos Sarmiento Angulo• Carlos Ardila Lulle• Julio Mario Santo
Domingo• Presentar un resumen de estas figuras en PPS y socializarlas
b. Elija un empresario del Siglo XX, y a
partir de su historia de vida, identifique las etapas de: motivación,
generación de la idea de negocio, consecución de recursos, nacimiento,
supervivencia y crecimiento del negocio.
ECHEVERRI
PÉREZ, Lina María. “Banca libre: La experiencia colombiana en el siglo XIX” En
Fabio Sánchez. Ensayos de Historia Monetaria y Bancaria en Colombia. Tercer
Mundo Editores. Pg. 306.
RODRÍGUEZ, Óscar y ARÉVALO, Decsy. “Una
Aproximación a la
Historiografía Económica del siglo XIX”, en el libro, “La
Historia al Final
del Milenio”. Centro Editorial de la Universidad Nacional.
Pág. 223.
MEISEL, Adolfo y POSADA, Eduardo.
“Bancos y Banqueros de Barranquilla,
1873-1925”. Boletín
bibliográfico y cultural. Vol. 25. no 17. Bogotá,
Banco de la República
1988.
[4] BOTERO,
María Mercedes, “Los bancos locales en el
siglo XIX: el caso del Banco de Oriente de
Antioquia,
1883-1887”, en Boletín
cultural y bibliográfico. Biblioteca Luis Ángel Arango, XXV: 17, pp.77- 94.